Los aparatos eléctricos y electrónicos, que están compuestos de metales pesados, al estar en contacto con el medio ambiente se oxidan y generan lixiviados nocivos para los seres vivos.
Ante la abundancia de este tipo de residuos contaminantes, preocupa la falta de conciencia y legislación en países latinoamericanos, como México.
Este viernes, en el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), campus Huentitán, el académico del Departamento de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la UNAM, doctor Luis Antonio García Villanueva, impartió la conferencia “Situación de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en México”, como parte del ciclo de conferencias sobre medio ambiente y energía del programa Resicuaad.
En la Video Sala Silvio Alberti del plantel, el especialista compartió que en el país hay un rezago en la clasificación de este tipo de residuos con respecto a otras naciones.
“México tiene clasificados a los RAEE como residuos de manejo especial; sin embargo, la comunidad europea tiene una clasificación muy a detalle al respecto, al igual que Perú y Bolivia. En el país sólo tenemos cerca de 10 clasificaciones de este tipo de materiales; en el viejo continente hay aproximadamente 70”, subrayó.
Al no considerarse todos los tipos de contaminantes derivados de aparatos eléctricos y electrónicos se puede llegar a ser omiso y generar mayores afectaciones al ecosistema y la salud humana, pues éstos, al estar en contacto con el entorno natural, se infiltran en el subsuelo, las aguas y la materia orgánica.
“Estos residuos poseen elementos químicos y sustancias como los bifenilos policlorados, que pueden generar cáncer en el hígado y la tiroides, así como limitar el desarrollo inmunológico. El aluminio afecta el desarrollo del sistema esquelético y el metabolismo. El selenio provoca caída de cabello, uñas frágiles y anormalidades cardiovasulares, entre otras”, subrayó.
Destacó que el hecho de que se produzca tanta basura electrónica se debe a la poca conciencia ecológica y al indiscriminado consumo de aparatos, por la necesidad de poseer las últimas novedades tecnológicas (como dispositivos móviles), sin siquiera terminar con su vida útil.
García Villanueva aseguró que la cantidad de toneladas actuales de RAEE es una cifra que se desconoce a escala nacional, pero que se calcula que en América Latina entre 50 y 80 por ciento de éstos termina en basureros o se acumula sin procesar en hogares y empresas, según información del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) de 2013.
Por otra parte, entre 5 y 15 por ciento se utiliza para el reúso de partes y equipos; entre 10 y 20 por ciento es reciclado primario (plásticos y metales ferrosos) y 0.1 por ciento es aislado y recibe un tratamiento certificado de contaminantes.
Dijo que aunque México forma parte de convenios internacionales sobre manejo de residuos, como el de Estocolmo y de Basilea, en el territorio nacional sí existe la autorización de producir aparatos que contienen mercurio y plomo, prohibidos en algunos países de Europa.
“Allá (en Europa) no los pueden producir; aquí nosotros nos estamos volviendo el basurero. Además, en países de Centroamérica llegan los RAEE y la gente trabaja separándolos, sin tener seguridad hacia su persona”, subrayó.
Exhortó a que las autoridades, la sociedad y futuros profesionales de diversas áreas generen conciencia sobre a dónde van a parar los aparatos que compran, pues es más efectiva la prevención que la atención de los daños.
A T E N T A M E N T E
«Piensa y Trabaja»
Guadalajara, Jal., 6 de abril de 2017
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Gustavo Alfonzo
