«Tom en la granja», un clóset de mentiras violentas

Esta obra de teatro se consolida en el gusto del público tapatío por confrontar los efectos de la homofobia

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Fotografías: Carlos Rojo

Un homosexual antes de amar aprende a mentir, entre otras cosas por el miedo que tiene de que la sociedad no lo acepte, no lo quiera o lo violente.

¿Una persona que vive en una condición de diversidad sexual tiene motivos para ocultar lo que es? Muchas veces sí y su razón se llama homofobia, misma que sigue existiendo en distintos sectores: la escuela, el lugar de trabajo, la familia o los amigos.

La obra Tom en la granja aborda esto desde una perspectiva peculiar, pero para nada descabellada para nuestra realidad: Tom (interpretado por Diego Medrano), quien fue el novio de un joven que recién falleció, decide ir a los funerales de su amado en una lejana villa de la que era originario; ahí él descubre que sus familiares y conocidos desconocen que a quien sepultarán, el amo de la vida de Tom, era homosexual.

Francis (Oz Jiménez), el hermano del fallecido, es la única persona que sabe aquello que guarda como secreto y no permitirá que nada ni nadie revele lo que, según lo que él cree, destrozaría el honor de su familia y la estabilidad de su madre que es bastante religiosa, Ágata (Sara Isabel Quintero).

Por tal motivo amenaza a Tom, a que siga tejiendo una red de mentiras en las que el protagonista también cae: que asumiera que eran amigos del trabajo, que una tal Helen (Paloma Domínguez) que es la verdadera pareja del fallecido.

Estas mentiras cruzarán los límites, derivará en situaciones absurdas y bastantes violentas. La tortura, el acoso, los golpes, el sexo y la sangre justificarán que nadie se entere de la preferencia sexual de una persona que no existe más.

Este texto dramatúrgico escrito por Michel Marc Bouchard es llevado a escena en Guadalajara por Colectivo Transeúnte, compañía teatral que logra una tragicomedia que conmueve, que en momentos inunda de carcajadas al público y luego lo destruye por completo con situaciones fuertes, complejas, rudas, sensibles.

Desde las butacas durante cerca de dos horas se respira angustia ante escenas casi criminales, el espectador se puede llevar una sorpresa sobre situaciones violentas. Los momentos de ironía y chascarrillos son válvulas de escape que la mente agradece para liberar la tensión; sin embargo, el malestar regresa. Al final el público entiende los alcances que puede tener la homofobia, el odio.

Un éxito tapatío

Esta obra, que recientemente terminó su cuarta temporada el año pasado y que lleva poco más de dos años presentándose, se efectuó con el mismo éxito el pasado 9 de enero en el Teatro Galerías, en una función especial que conformó la tercera edición del Festival Estatal de Teatro en Teatro Galería (Fet).

Tom en la granja ha tenido tanto éxito que el 9 de diciembre de 2017 fue premiada como la mejor obra del año en Los Premios del Público a lo Mejor del Teatro, organizados por Cultura UDG. Dicha ceremonia se efectuó en el Conjunto de Artes Escénicas y ahí su director, Alejandro León, contó para Kä Volta sobre lo que hay detrás de esta obra.

“Hay una necesidad de la comunidad creativa de que el producto no quede en algo que entretiene, sino que además haya algo que trascienda en el espectador. Y creo que sí es importante que el espectador sea sacudido por la obra artística pero que también pueda disfrutarla”.

León explica que a las redes de Tom en la granja han llegado mensajes de agradecimiento porque ésta incentiva a repensar la violencia contra las personas que viven la diversidad sexual.

“La obra ha impactado mucho y es una cosa que nos maravilla, dicen que el teatro no cambia al mundo, pero cada cabeza es un mundo, si cambiamos una cabeza, lo logramos y con eso nos damos por bien servidos”.

Sobre la violencia de la puesta en escena, León comparte que está tiene cimientos en acercar el tema a más gente, entonces, para hacerlo más sencillo, engancha al espectador con situaciones chuscas, que dan risa, para después azotarlos con momentos desgarradores y fuertes que logran una identificación plena.

 

FuenteKä Volta
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Iván Serrano Jauregui
Periodista cultural. Reportero, locutor, editor, productor multimedia. Licenciado en Periodismo, por la Universidad de Guadalajara, y egresado de Ingeniería en Sistemas Computacionales, por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Aficionado de la cultura popular.