El Estado y el crimen organizado, promotores de la necropolítica en México

CUCSH realiza charla durante el ciclo de conferencias “Pensar la violencia”

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Patrulla en el Centro de Guadalajara. Fotografía: Abraham Aréchiga
Patrulla en el Centro de Guadalajara. Fotografía: Abraham Aréchiga

¿Quiénes deben morir, y cómo? La gestión de la violencia y el sufrimiento en la población ejercida por un poder que incide en las masacres, desapariciones forzadas, violencia desenfrenada y reclutamiento de niños en el crimen, son una manifestación de la necropolítica.

Dichas formas de subyugación de la vida al poder de la muerte en México emanan de dos fuentes: el Estado y el crimen organizado.

Esto lo compartió la doctora Priscilla Hernández Rodríguez, investigadora de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, durante la charla virtual “La necropolítica del Estado Mexicano y los niños soldados”, durante el ciclo de conferencias virtuales “Pensar la violencia”, organizado por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

“Con la necropolítica, el Estado y los criminales van moldeando la vida de sus ciudadanos y deciden cómo es que mueren; no sólo se trata de lo ejecutorio, sino también de otras cuestiones que permiten que la muerte de los ciudadanos se dé bajo el amparo del Estado”, manifestó.

La académica ejemplificó como manifestaciones de la necropolítica en México las masacres de Tlatelolco, Apatzingán, Ayotzinapa. “El Estado tiene una mano ejecutora que ha hecho estas gestiones de administrar muerte a sus ciudadanos”, dijo.

En la necropolítica también existe confusión sobre cómo interactúan el Estado y las autoridades; a veces lo hacen en paralelo, en otras por separado, pero comúnmente lo hacen de forma coordinada o con la anuencia del otro.

“Tanto el Estado como el crimen organizado tienen la tecnología que ha dejado víctimas incalculables en estas dos décadas”, subrayó.

Lamentó que la violencia haya escalado desde 2006, cuando el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa desencadenó la Guerra contra el narcotráfico, situación que ha generado un círculo vicioso.

“Que haya una balacera en una área pública o desapariciones ya no genera controversia en los ciudadanos, y entonces, en lugar de que la violencia ayude a que la ciudadanía se movilice en la petición de justicia, es condicionada para aceptar niveles cada vez más actos de violencia”, manifestó.

Aún preocupante, la presencia de “niños soldados”
Ya sea como “halcones”, trasiego de armas, sicarios o incluso como carne de cañón es como siguen participando menores de edad en las filas de las organizaciones delictivas.

Hernández Rodríguez ha estudiado la participación de los “niños soldado” en el crimen organizado, de quienes, refiere, muchos han sido incentivados por el ideal de alcanzar una “mejor vida”, aunque el promedio de vida ahí dentro es de tres años.

“La mayoría viene de precarización económica, con rezago escolar de por lo menos tres años y otros incluso habían abandonado la escuela o eran adictos a alguna droga”, detalló.

Sin embargo, también vivían en situaciones más privilegiadas o incluso “narco juniors”, que también forman parte del narcotráfico, agregó.

En 2010 se hace el único informe sobre el tema y se pensaba en 35 mil niños involucrados en el crimen organizado; hoy no sabemos cuántos son, cuántos han muerto, el tipo de violencia que viven y todo esto tiene que ver con la necropolítica del Estado mexicano”, externó.

Recordó que en 2014, la ONU hizo observaciones al gobierno federal para que se reconociera este fenómeno con un conteo de cuántos niños están muriendo, a lo que la autoridad respondió que como en México no existía tal guerra no existían niños en esa situación.

“Esto es negar a las víctimas y es parte de la narcopolítica”, puntualizó la investigadora.

Atentamente
«Piensa y Trabaja»
«Año del legado de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara»
Guadalajara, Jalisco, 5 de mayo de 2021

Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Abraham Aréchiga

FuenteUniversidad de Guadalajara
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Iván Serrano Jauregui
Periodista cultural. Reportero, locutor, editor, productor multimedia. Licenciado en Periodismo, por la Universidad de Guadalajara, y egresado de Ingeniería en Sistemas Computacionales, por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Aficionado de la cultura popular.