No puede haber baile en los sones y jarabes de Jalisco sin los grandiosos trajes típicos.
Son esos coloridos atuendos que hombres y mujeres lucen al ritmo de la música, cuando bailan las tan memorables coreografías.
Dichas indumentarias han evolucionado a lo largo de tres siglos y hoy son referente de Jalisco a escala nacional e internacional.
Ismael García Ávila, profesor investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), se ha enfocado en investigar el legado sonoro, coreográfico y vestuario de los sones y jarabes de Jalisco.
Él se encarga de difundir dichos hallazgos entre sus estudiantes de Artes Escénicas para la Expresión Dancística, para que sus representaciones de bailes folclóricos sean impecables en todos los sentidos.
El académico comparte la diacronía de los trajes típicos que se han utilizado en “los seis aires de ‘El jarabe tapatío’”, a lo largo de 300 años.
El jarabe en la época colonial
A partir de las pinturas de castas, en las que se registraron escenas de familias del México del Virreinato, Ismael García Ávila identificó la forma en que vestían los jalisicienses que bailaban los primeros jarabes.
“El varón viste muy europeizado”, con un sombrero tricornio, muy común en el siglo XVIII.
Los vestidos en las mujeres eran de telas ligeras con mangas al estilo globo.
Para ambos el tacón era fundamental; en el caso de los hombres era común y poco a poco lo fue para las mujeres.
En tiempos de la Independencia
A los guerrilleros que combatieron en lado de los liberales en contra del ejército realista, durante la Guerra de Independencia de México (1810-1821), se les llamó chinacos; en tanto que a las mujeres se les conoció como chinas.
“Recordarán que José María Morelos y Pavón popularizó el uso de la indumentaria de chinacos“, detalló el académico del CUAAD.
En el caso de los hombre se usaba pañoleta anudada en la cabeza con sombrero cordobés, se utilizaba sarape y calzón de manta cubierto por pantalón de gamuza y abierto de los lados exteriores.
Ese atuendo fue el preámbulo del traje de charro.
“En las mujeres es un vestido con doble olán, con brocados y grandes telas. Este es el antecedente del traje de china tapatía“.
Indicó que el olán de picos en la falda se llama “enchiladas” o “guarda polvos”.
En tiempos de la Revolución Mexicana
En 1919 a México llegó la compañía de danza rusa de Anna Pavlova, cuya presencia fue determinante en la cultura dancística de México.
Más allá de presentar sus espectáculos, ella se preocupó por conocer los bailes originarios de México. Fue así que –se dice que– Eva Pérez (considerada la mejor bailarina folclórica de la época) le enseñó a Anna Pavlova a bailar “El jarabe tapatío”.
Sin embargo, la rusa reinterpretó el baile en un espectáculo y lo hizo en puntas.
Incluso le añadió el detalle de que la mujer bailara en el ala del sombrero de hombre.
“Ella popularizó el traje de china tapatía, no el de china poblana”.
“La diferencia es que la china poblana su blusa está bordada en chaquira y lentejuela“.
“Mientras que el de china tapatía la blusa es en satín y seda”.
Ismael García Ávila recordó que toda china debe tener en la falda (zagalejo cuajado de lentejuelas) el escudo nacional y motivos como plantas nacionales: nopales, magueyes, nochebuenas.
“La dama porta un tocado de rebozo de seda de Santa María del Río, San Luis Potosí; no sólo es una trenza tradicional”, recalcó.
En el caso del caballero es un traje de charro de gala, con detalles en rojos pensados para que resalten en el escenario al momento de bailar.
El traje icónico de los sones de Jalisco
Para el académico del CUAAD estos trajes son los icónicos de los sones y jarabes de Jalisco.
“Es el traje de florecitas con tela de percal (mitad algodón y mitad poliéster), con rebozo de seda de Santa María, al igual que en su tocado”.
“En el varón es el traje de charro de media gala o faena, que tiene el pantalón con abotonadura más elemental y sin botones de plata ni bordado. Y con sarape de Jalisco”.
“El sombrero del charro son de cuatro pedradas, hecho de palma“, detalló.
Estos atuendos corresponden a un periodo después de la Revolución Mexicana, en la primera mitad del siglo XX.
Los trajes del nacionalismo mexicano
Una de los pilares para el desarrollo y la educación de los bailes folclóricos en Jalisco fue la maestra María del Refugio García Brambila “Miss Cuca”.
Ella fue la encargada de diseñar los atuendos que hoy identifican a quienes interpretan las estampas dancísticas de nuestra entidad.
A decir de Ismael García Ávila estos son el vestido de la mujer que es de tela popelina con listones, con un tocado de trenzas en forma de columpio o remolino.
“El charro porta un traje de gala más sobrio con sarape y con bordados en piel, a diferencia de las botonaduras de plata”.
Los trajes de las vanguardias
Para los espectáculos de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 se realizaron ajustes a los trajes de las danzas folclóricas de Jalisco.
Dichas aportaciones las hizo la diseñadora de modas tapatía Rosario Mendoza “Takasami”, quien creó los trajes vanguardistas, comentó el investigador del CUAAD.
“Esto fue lo último más evolucionado. En la paleta de colores y sus listones ‘Takasami’ le puso una línea de lentejuela, porque en la inmensidad de los estadios y con poca luz no se iban a ver los trajes”.
“Este vestido, de alguna manera, ganó teatralidad”.
“El hombre trae un traje ribeteado bordado en piel”, compartió el investigador de la danza en Jalisco.
Sobre si en los últimos 10 años, tras los Juegos Panamericanos de 2011, se han identificado más aportaciones a la estética de los vestuarios, Ismael García Ávila asegura que sí.
“Hemos visto cómo maestros jóvenes de danza han incorporado indumentarias que no corresponden a la estética al trazo original”.
“Hay propuestas interesantes, pero de eso a que se acepten en un futuro como la indumentaria de Jalisco, tendríamos que verlo, pero no lo creo”.
Uno de esos es que se están incorporando adaptaciones del traje de las escaramuzas charras, que aunque luce no es operativo para la ejecución de la danza.
Aseguró que independientemente de las evoluciones hay trazos que no deberían cambiar, como los olanes en el vestido de la mujer, que existen desde el siglo XVIII hasta la fecha.
