La población mexicana, pese a ser mestiza, en promedio posee más herencia indígena que europea desde la perspectiva de los componentes genéticos, cuya distribución en el país ha sido estudiada desde hace varios años por Héctor Rangel Villalobos, director del Instituto de Investigación en Genética Molecular del Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega), sede Ocotlán.
Con el fin de identificar las diferencias y similitudes, y entender cómo las características de los pobladores originarios de México y de los provenientes de España han influido en la actual estructura del genoma, el especialista ha participado en estudios en los que se ha analizado los componentes genéticos indígena y europeo desde la perspectiva paterna y materna.
En promedio, la población mexicana en su lado materno posee un componente genético indígena predominante de 93.17 por ciento, 4.85 correspondiente al europeo y 1.98 de africano. Por otra parte, del lado paterno tiene 65.37 por ciento de componente europeo, 30.15 indígena y 4.45 africano.
El investigador explica que esto se debe a que fueron varones europeos los que conquistaron y colonizaron estas tierras, y por ende iniciaron el mestizaje; las mujeres del Viejo Continente llegaron después y en menor cantidad. “Nuestras abuelas fueron indígenas y nuestros abuelos fueron españoles”, aseguró.
“El gradiente paterno indica que en el norte hay más componentes españoles y en el sureste se reduce. El gradiente materno no varía tanto pues en todos los casos predomina el componente indígena”, comparte Rangel Villalobos.
Genes en el Occidente
De una muestra representativa de habitantes del Occidente de México, compuesta por habitantes de Jalisco y Aguascalientes, se encontró que en esta zona existe “un componente genético español importante, un poco mayor que todas las regiones del centro y el sureste”, pues desde el punto de vista de los genes paternos de los jaliscienses e aguascalentenses, 73.1 por ciento corresponden a componente genético europeo, 20 por ciento es nativo americano, y cerca de 6.9 por ciento de origen africano.
Sin embargo, esto no significa que la predominancia genética, al igual que en el resto de la república, no sea indígena, ya que, desde la perspectiva materna, 89.2 por ciento de su componente genético es indígena, 7.9 es europeo y el resto africano.
Expansión del legado
El académico del CUCiénega refiere que hay grupos indígenas que se expandieron más que otros, como el maya, “que tiene una distribución más amplia por el sureste del país”. Por otra parte, existen algunos, como los lacandones o tojolabales, que tienen una distribución más limitada debido a su aislamiento geográfico y cultural, y por ello aportaron menos genéticamente a los mestizos cercanos a ellos.
Estas investigaciones han podido definir patrones específicos de grupos indígenas del país y comprobar suposiciones con respecto a la distribución de los genes en zonas geográficas.
“Se ha podido constatar cómo el componente genético de las poblaciones indígenas está reflejado en las poblaciones mestizas que están más cercanas a su asentamiento; es decir, los pobladores de Jalisco, Durango, Nayarit, donde habitan los wixáritaris, tienen más componentes de esta etnia que las que habitan en otra parte del país. En el caso de Oaxaca, abundan los componentes de las comunidades tojolabales y mixes”, señala el investigador.
Otros hallazgos
Rangel Villalobos dice que en los trabajos realizados se “confirmó la hipótesis lingüística de que el origen de los mayas son los olmecas”. Históricamente se suponía que había una relación entre ambas por las similitudes de sus lenguas, pero esto se comprobó al identificar una relación genética, aunque ambos estaban geográficamente alejados: los olmecas en el centro del país y Veracruz, y los mayas en el sureste y Centroamérica.
La genómica, además de dar a conocer la evolución y el origen de los genomas con el fin de entender las características de la población distribuida, ayuda a conocer los componentes genéticos de ancestría, que permiten entender la asociación de un gen con alguna posible enfermedad.
Los resultados de las investigaciones realizadas en el CUCiénega en materia genética pueden contribuir a la medicina genómica o la farmacogenética, que identifica las variaciones genéticas asociadas a la respuesta de medicamentos, y que motiva a la creación de sustancias pensadas para poblaciones de genes similares o heterogéneos que habitan en una región específica.
Fotografía: Abraham Aréchiga