Frío, calor y otras inclemencias es lo que padecen las personas que migran al norte del continente con la esperanza de tener una mejor calidad de vida. En Guadalajara, justo a la mitad del viaje, el trayecto se vuelve más difícil porque a partir de ahí quienes se suben a la “Bestia” ya no se bajan hasta que llegan a su destino final, por lo que están expuestos al sol y al aire helado.
Ante esta necesidad nació un proyecto escolar de una capa para migrantes que protege a quienes van rumbo al norte, la cual obtuvo el segundo lugar del Hult Prize.
Las jóvenes Clara Jazmín Santos Padilla, Diana Xóchitl Marín Torres y Paulina Elena Romero Laureano, estudiantes del sexto semestre de la licenciatura en Diseño Industrial del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), son las creadoras de esta innovación, a la que llamaron Kanán.
¿Cómo concibieron la idea de crear una capa para los que viajan sobre la “Bestia”?
Clara Jazmín: El tema era “diseño centrado en el usuario”, entonces fuimos a la Casa del Migrante para conocer qué problemas tenían y nos dimos cuenta que les podíamos ayudar creando algo que los protegiera en el camino cuando van en el tren; después de analizar diferentes puntos nació Kanán, hecha de nylon tiburón.
Paulina Elena: Vimos diferentes oportunidades, pero lo que teníamos que crear debía ser algo ligero, que no fuera estorboso, porque cuando suben al tren tiran todo porque es peso extra. Buscamos algo que fuera cortante contra el viento, impermeable y que les permitiera transpirar cuando están expuesto al sol.
¿Cómo se ajusta la capa?
Paulina Elena: La prenda permite cubrir las piernas en posición fetal; las mangas permiten cubrir las manos, porque nos pedían que fuera algo que les cubriera los nudillos cuando van agarrados del tren.
¿En qué consiste el modelo de negocio para la producción de la prenda?
Paulina Elena: No pretendemos que los migrantes la compren, sino que estén involucrados en la producción —como en el corte de los suajes, el ensamblado, empaquetado, etcétera— y por ese servicio se les pagaría con un Kanán. Para solventar la producción se plantea que otra capa exactamente igual sea vendida a mochileros y campistas, y que con esta compra se cubra el costo de producción de dos prendas.
¿Quiénes han reconocido este proyecto?
Clara Jazmín: En el Hult Prize, un concurso internacional que se realizó en la Universidad, quedamos en segundo lugar. Ahí lo que nos pedían era dar a conocer cómo, siendo una empresa social, se podía devolver la dignidad a los migrantes o refugiados.
Paulina Elena: En el sexto certamen “El derecho a la igualdad y a la no discriminación en la sociedad jalisciense” de la Cátedra Unesco obtuvimos una mención honorífica, porque el proyecto contempla que miembros de la comunidad se involucren en la producción de la capa, lo que hace que salgan beneficiados la sociedad y el propio migrante.
¿Por qué decidir buscar en el tema de la migración un nicho para generar propuestas?
Clara Jazmín: Creemos que quienes se desplazan a otros países son usuarios olvidados, se piensa que el migrante es malo o que viene a quitar el trabajo, entonces lo que hicimos fue pensar cómo podemos ayudar para que estén contemplados en la sociedad.
Paulina Elena: Ellos viven y sufren el frío, pero algo que padecen más es la discriminación. La propuesta es que la sociedad conozca el verdadero contexto que vive un migrante.
Fotografías: Iván Serrano Jauregui y Fernanda Velázquez.