En el año 2100 la temperatura de la Tierra se incrementará entre uno y seis grados centígrados como consecuencia del efecto invernadero, provocado por la emisión de gases que van a la atmósfera como resultado de la actividad humana. Este cambio climático hará que los ecosistemas cambien y con ellos la actividad económica, la producción de alimentos, aspectos de la salud y la obtención de agua.
Este panorama fue expuesto durante el North American Water Conference, realizado en el Centro Universitario de Tonalá, por Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, quien en 2007 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz al ser integrante del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, por su contribución en el estudio y difusión de los peligros del calentamiento global.
Que la Tierra se caliente es inminente, por ello el investigador, además de evidenciar cómo diversas regiones de la tierra están cambiando, invitó a que los profesionales de distintas disciplinas generen proyectos que contemplen esta situación, pues a escala global México es uno de los que serán más afectados.
¿Cuál es la posición que el país debe tomar frente al cambio climático?
México emite 1.4 por ciento de las emisiones globales, una cantidad muy pequeña; aunque se termine con todas sus emisiones, seguiría enfrentado al calentamiento global. El país tendría que estar previendo que vamos a vivir en un mundo más caliente. El territorio nacional se enfrentará a una serie de problemas como cambios en las zonas costeras del golfo, que pueden verse amenazadas por la elevación del nivel del mar, los ecosistemas, cultivos, la administración de agua y la producción de alimentos. Frente al cambio climático, México debe tener un valor moral. Tendríamos que estar previniendo, sí se tiene una ley general del cambio climático, pero vamos a ver hasta qué punto puede instrumentar planes que sirvan para atender estas condiciones.
¿Por qué cree que el director de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Scott Pruitt, haya dado a conocer que no considera que el dióxido de carbono producido por la actividad humana sea el causante del cambio climático?
Lo que ocurre con Scott Pruitt y con el presidente Donald Trump es que o son unos ignorantes supinos o están trabajando para terceros, en el sentido de que hay intereses vinculados a productores de energéticos, petroleras y empresas de automóviles, cuyo interés es el económico inmediato. Están convencidos de que con dinero van a arreglar el problema. Piensan que con recursos económicos y desarrollos tecnológicos van a salvarse del cambio climático y eso no es necesariamente cierto. Existe una gran cantidad de evidencias que lo comprueba: el océano se está calentando, la atmósfera ha subido un grado de temperatura en promedio, a nivel mundial, desde el siglo XIX a la fecha. Incluso en algunas zonas del Mediterráneo subió hasta cuatro grados por arriba de lo normal. Negarse a la evidencia empírica y científica es una actitud retrógrada. Estados Unidos está siendo dirigido por el anticientífico más importante del planeta.
¿Existen motivos por los que alguien pueda ser omiso a lo que sucede en el planeta en esta materia?
He tratado de encontrar razones por las cuales es tan difícil llegar a acuerdos en las negociaciones internacionales. Sabemos que hay zonas del planeta a las que el calentamiento global no les perjudicará tanto como a otras. El cambio de las estaciones hará que en el norte del continente se alarguen los tiempos de cultivos, mientras en México se reducirán, esa lectura se podría ver de forma benéfica, aunque en realidad a todos nos perjudica. Esto es lo que hace que la negociación sea muy complicada, porque además, para algunos países no es muy claro de qué manera les va a afectar. Sin embargo, en Estados Unidos las zonas de las costas padecerán por los huracanes, así como en la zona de tornados donde ya se está volviendo más graves.
¿Cómo se podrían mitigar los efectos globales?
Esta situación nos tiene que estimular a ser más inventivos e innovadores, no podemos seguir haciendo las cosas de la misma manera a como las hemos hecho por siempre. Sin duda el producto de la quema de combustibles fósiles ha permitido que muchos habitantes del planeta vivamos mejor que hace 200 años. El carbón, el petróleo y el gas no han ayudado a llegar a este punto, a la cúspide, pero si no nos cuidamos podemos entrar en un declive, que seamos más de lo que el planeta puede soportar. Lo que nos trajo a estar mejor nos llevará a una situación en la que estaremos peor si no hacemos nada y ahí está el estímulo, lo malo es dejar que las cosas ocurran y no estar preparados. Afortunadamente sí se están desarrollando muchos proyectos de sustentabilidad que apuestan por energías alternativas, como los transportes eléctricos, materiales nuevos para la construcción, nuevas formas de cultivar. Es cuestión de ingeniar para ver cómo enfrentamos el cambio.
Fotografía: David Valdovinos