El amor es un recurso que no falla. Se utiliza en el cine, la televisión y, por supuesto, en la literatura. Es un sentimiento que logra que el espectador se conmueva y asimile cualquier tema, incluso el de la geopolítica que viven tres países. Esa fue la intención del escritor y filósofo Juan Manuel Negrete al realizar la novela La chiquita (Secretaría de Cultura, 2017) que cuenta la vertiginosa relación entre México, Cuba y Estados Unidos.
Quien también es exdocente de la Universidad de Guadalajara y Premio Jalisco a las Letras 2014, asegura que este triángulo amoroso permite comprender los contextos pasados y actuales de estas tres naciones próximas que se hallan en profundo conflicto.
¿Cómo transcurre esta novela?
Es una gran historia de amor. Tenía interés en meterme a la realidad cubana; La Chiquita es Cuba, y entonces un intelectual mexicano, “El Negro”, viaja a este país, la mayor de Las Antillas, para empaparse de esa realidad. En su andar por la isla conoce a una mujer dirigente del partido comunista con la que se enreda y terminan enamorándose. Este es el hilo conductor de una serie de acontecimientos que los va llevando a develar lo que es México y Cuba. Es una novela hecha para entreverar a los dos pueblos, Cuba y México. Hay un triángulo amoroso, hay un amante que permanentemente está queriéndose meter entre los dos (Estados Unidos) y queriéndose apoderar de Cuba, La Chiquita. Ante esto el amante mexicano busca defender a su amada, con la que se identifica por su origen latino.
¿La narrativa es una metáfora de las relaciones que existen en esta región Caribe-Norte América?
Esto es una parte de los últimos sesenta años historia. Me atreví a tomar el recurso de la narrativa para contar con un cuento. Si el lector se quiere quedar con el cuento de los dos enamorados, está bien; pero el fondo, y sobre todo la tercera parte del libro, es un análisis que hacen una serie de filósofos que se ponen a revisar la historia de América Latina, la de Cuba y la interrelación con Estados Unidos, el choque de los tres bloques.
¿Qué inspiró la creación de esta trama?
El tema nace del roce que hubo entre México y Estados Unidos y la tensión de relaciones diplomáticas entre México y Cuba en 2004. De tal manera, como país, nos pusimos en el otro extremo de lo que antes habíamos hecho, de defender la Revolución cubana, eso me interesó mucho. Después de que se solventan las relaciones, se hace un análisis en esta obra de lo que hay de fondo detrás de todo esto. Es un buen debate filosófico, político, social, histórico, es un esfuerzo intelectual. Las tres parte de la obra tienen elementos muy poderosos que rompen la estructura de ficción, como el hecho de que está narrada en primera persona, cuando la gente lee algo en primera persona piensa que está ante unas confesiones o memorias. Me llevó escribirla un año y fue en 2017 cuando fue presentada.
¿Qué ha escuchado que dicen los lectores de La chiquita?
En cuanto a retroalimentación he sabido de que profesores de secundaria, en Lagos de Moreno, han puesto a leer este libro a sus alumnos. Incluso fui a un taller donde los propios jóvenes hicieron muchas preguntas muy enriquecedoras. Tengo la convicción de que la ficción es muy útil para comprender este tipo de temas.