El hombre en llamas dejó de ser una figura estática, para volar en el escenario del Teatro Degollado. Esta emblemática obra del pintor José Clemente Orozco fue uno los murales reinterpretados por artistas circenses en La estirpe de los titanes, montaje escénico inspirado en el legado del artista de Zapotlán el Grande.
El domingo 29 de julio, esta representación tuvo dos funciones: una como parte de la clausura del 6º Festival Internacional de Circo Periplo y otra, por la inauguración del Festival de las Artes de Jalisco (Festa) 2016.
Aquella tarde, desde la zona de orquesta del teatro, la música de polka gitana dio pie a que los los asistentes se adentraran una especie circo oscuro, uno cuyo eje central era el discurso histórico, político y social que contienen la obras del artista plástico.
Fue la banda tapatía Pneumus la encargada de abrir el paso, con su característico sonido, a los acróbatas, payasos y malabaristas, así como al propio personaje de Orozco (interpretado por el actor Jesús Hernández), para explicar las obras murales mediante el movimiento de los cuerpos y la magia del circo
¿De quién somos hijos los mexicanos? “De los titanes”, dijo Orozco a los asistentes. Tras explicar su historia de cómo se había convertido en un artista, mencionó que de un titán español y otro prehispánico viene la estirpe que da identidad a los ciudadanos de esta nación.
Así fue como aparecieron en el escenario dos acróbatas, que por medio de telas interpretaron una danza que significó la fusión de ambas razas: una mujer, con un penacho, representó a la Malinche y un hombre, con yelmo, al conquistador Hernán Cortez.
Y como buen circo, no podía faltar el humor; tres payasos emergieron de la zona de orquesta para convertirse en los personajes conductores de la historia. Además de burlones, los tres emanaban una atmósfera oscura con la que el público se divirtió, pues éstos los hicieron partícipes de dinámicas cómicas.
Los tres chacoteros también estuvieron inspirados en el trabajo de Orozco, quien en 1939 los plasmó en el mural Miguel Hidalgo, ubicado en el Palacio de Gobierno de Jalisco, en el Centro de Guadalajara.
Al lado derecho de dicha obra pintó Circo político, un escenario que muestra a varios representantes de las ideologías nazi y comunista como payasos, que discuten y pelean por hacer valer, a toda costa, su interés político y doctrinal.
Otras de las obras que fue trasladada a las artes circenses fue La rueda, mural que también está al interior del Hospicio Cabañas y que dignifica a la herramienta, como parte fundamental del progreso en la historia de la humanidad.
Acompañado de producción audiovisual y la música de Pneumus, un acróbata, que representó a un obrero de la época de Orozco, se hizo presente con un gran aro.
Al principio, el personaje no podía levantar este instrumento; lo padeció por varios minutos; sin embargo, el esfuerzo permitió que tuviera un pleno dominio de ésta rueda, que pudo usarla a su favor.
Malabares, intervenciones de los payasos con el público y peligrosas hazañas aéreas caracterizaron el montaje. Con maestría, los movimientos entrenados de los ejecutantes motivaron a que los asistentes aplaudieran en una gran cantidad de ocasiones.
Casi al finalizar, se hizo presente la obra cumbre del maestro Orozco. La personificación de El hombre en llamas conmocionó, pues, tal cual, se hizo una alusión de éste al centro de una cúpula, que recordó la emblemática pintura ubicada a 27 metros de altura en el Cabañas.
Los trazos que lo conforman se fueron proyectando para dar paso a su protagonista; además de evidenciar los movimientos realizados con perfección y que gracias a los arneses permitieron que volara. El público, simplemente, ovacionó por los movimientos gimnásticos.
Esta producción fue realizada por la Secretaría de Cultura de Jalisco, la Promotora Cultural Oniric y la asociación civil Periplo Desarrollo y Cultura, con la participación de 16 artistas en escena de las compañías Bravísimo, Cirko Alebrije, Circo Dragón, el director de Risaterapia, Andrés Aguilar, y Adrián Martínez, considerado uno de los mejores malabaristas de México.
La consigna de Orozco trascendió a los muros, para convertirse en un arte efímero que nació y acabó aquel domingo por la tarde; pero pese a eso, el mensaje principal pudo llegar a otros públicos, ése que dijo el personaje Orozco durante la obra:
“Condeno la injusticia, la corrupción, la angustia, las luchas fratricidas, enseño el camino a lo trascendental (…) y hacer hombres libres”.
Fotografías de la obra: Leonardo Cortés
Imágenes de pinturas: Wikiart, Museo Nacional de Historia, Secretaría de Cultura Jalisco