Una boda gay en una caricatura para niños fue transmitida a toda Latinoamérica el pasado 9 de julio, a través del canal Cartoon Network.
Tras 150 episodios, se pudo ver cómo Rubí y Zafiro, personajes femeninos de la serie animada Steven universe, manifestaron sus votos de amor para terminar con un beso que les permitió fusionarse y convertirse en Garnet, una de las gemas de cristal más poderosas que defienden el mundo del mal.
Este programa de televisión es uno de los más populares entre las audiencias infantiles y adultas, y ha apostado por romper los roles tradicionales de género en sus personajes y con ellos mostrar la diversidad sexual, sin ser esto el tema central de la historia.
El maestro Christian Marcelo Ramírez Guerrero, profesor de la Preparatoria 19, del Sistema de Educación Medio Superior (SEMS) y maestro en Sexología Clínica, ha estudiado este tipo de contenidos televisivos, que, asegura, permiten un mejor desarrollo de los menores para reconocer su identidad sexual.
“De un tiempo para acá se han mostrado personajes que tienen ciertas características que son disruptivas con respecto al modelo heteronormativo. Resulta importante que los niños y adolescentes, que consumen este tipo de caricaturas, tengan un modelo con el cual puedan identificarse”, dijo.
Explicó que, según los preceptos sociales, se espera que una persona se identifique como hombre o como mujer y que esta identificación sea correspondiente con el sexo biológico, pero la realidad es que existen personas que no corresponden de la misma manera; por ello, resulta pertinente que los menores encuentren modelos acordes con su identificación por medio de las caricaturas.
“Lo importante es que se rompa el rol de género sobre lo que se espera que sea un hombre o una mujer. En el caso de Bob Esponja, por ejemplo, vemos a una esponja que vive en el mar, cuyo comportamiento dista del típico esperado de un hombre; también está Arenita, una ardilla hembra que tiene comportamientos supuestamente no propios de una mujer porque le gustan las artes marciales e incluso es más ruda que Bob Esponja”, detalló.
Esta caricatura es la que más se ve en México; según la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales más reciente, dada a conocer por el Instituto Federal de Comunicaciones (IFT) en 2016, Bob Esponja es la caricatura más vista en televisión abierta por niños de entre 7 y 12 años con 33 por ciento.
A ésta le siguen El Chavo Animado (30 por ciento) y Dragon Ball (22 por ciento); el resto de las preferencias corresponden a otros programas.
Dichas caricaturas repiten preferencia en el mismo orden por niños encuestados que ven televisión de paga, pero con porcentajes de 18, 15 y 12 respectivamente.
Esta preferencia ayuda a que se permee la idea de la normalización y respeto de la diversidad; sin embargo, Ramírez Guerrero lamentó que niños y adolescentes toman como referencia a los personajes que se distinguen por una expresión sexual distinta a “lo normal”, para poner apodos o violentar homofóbicamente; al respecto, el académico dijo que los adultos deben incentivar el respeto y el desarrollo de un juicio más ético.
Mencionó que otras caricaturas disruptivas han sido Hey, Arnold!, en la que el personaje de Helga es una chica ruda, dominante, que también rompe con el estereotipo de una niña dócil y tierna; así como Ranma ½, un ánime que trata sobre un personaje varón que, al tener contacto con el agua, cambia su sexo biológico, pero mantiene su identidad sexual; este tema aproxima a la visibilización de las personas intersexuales y transexuales.
“Estos shows permiten que los niños tengan otra forma de identificación, porque los niños empiezan a tener una idea de cuál es su género entre el primer y tercer año de vida; entonces, si están expuestos a temprana edad a estos materiales, podrán encontrar fácilmente una identificación”, refirió Ramírez Guerrero.
Al hecho de que pueda resultar controversial este tema, el investigador exhortó a los padres a que conozcan la clasificación de los contenidos que ven sus hijos. Recordó que en México son AA (para todo público e infantiles), A (para todo público, con violencia de fantasía y cómica), B (para mayores de 12 años, con violencia moderada), B-15 (para mayores de 15 años con supervisión), y C y D (para adultos).
“Las caricaturas que hablan sobre la diversidad sexual no están clasificadas como C o D, sino que son para niños como tal. Es preferible evitar que vean contenidos violentos, que los que se dedican a explicar cómo es la vida. Cuando alguien tiene una idea de rechazo hacia un personaje, hay que ver qué le dice el personaje de sí mismo”, recalcó.
El académico coincide en que los padres de familia pueden experimentar cierta preocupación en que los hijos tengan modelos que a ellos les parezcan inadecuados; sin embargo, afirmó, los menores no hacen una identificación directa con todas las características del personaje, sino que simplemente se reflejan sólo con aquella parte de lo que ellos sienten.
Personas trans en el radar
A pesar de que el ánime Ranma ½ hace alusión al cambio de sexo, poco se habla en las series sobre personajes que viven el contexto de quienes no se sienten identificados con su sexo biológico, es decir, de las personas transgénero y transexuales.
Uno de los programas dirigidos para adultos, que se ha caracterizado por incluir un personaje trans, es Sense8, serie de ciencia ficción producida por Netflix, que trata sobre un grupo de jóvenes de distintas nacionalidades que están unidos psíquicamente.
En dicha propuesta, creada y dirigida por las hermanas Lana y Lilly Wachowski (creadoras de la secuela de The matrix), se presenta a Nomi, una mujer que se caracteriza por sus habilidades informáticas y que además es transexual y su orientación sexual es lesbiana.
Nomi, además, es interpretada por Jamie Clayton, una actriz transgénero que conoce el contexto de desenvolverse en la sociedad actual.
“El personaje muestra cómo se puede romper con el estereotipo, porque en la serie Nomi se enfrenta al rechazo de la misma comunidad de mujeres lesbianas porque creen que es un hombre tratando de meterse en su espacio, cuando en realidad su identidad es de una mujer cuya preferencia es hacia las mujeres”, detalló.
El profesor de la Preparatoria 19 considera que no sólo faltan más personajes como éstos, sino que se muestren aquellos que no se encasillen en estereotipos, sobre todo de las personas que están transicionando de sexo.
“Desde la Sexología Clínica se busca que las personas puedan desarrollarse tal y como se sienten y, por desgracia, los roles de géneros convencionales son similares a una cárcel que limitan a una expresión específica, de lo que la sociedad espera de ellos”, compartió.
Indicó que los niveles de representatividad de la diversidad no son abundantes en lo que se produce en México, pues las telenovelas siguen prefiriendo historias en las que los protagonistas son heterosexuales y con cuerpos aspiracionales, que muestran lo que se supone deben ser de una mujer (delicada, abnegada y bella físicamente) o un varón (rudo, varonil y fuerte).
A t e n t a me n t e
«Piensa y Trabaja»
Guadalajara, Jalisco, 1 agosto de 2018
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Internet