Así como la montaña y el mar se funden en Puerto Vallarta, también lo hace su arquitectura de distintos estilos y épocas del siglo XX.
Son diferentes estilos de construcción los que hacen que las calles de esta localidad de la Costa de Jalisco tenga esa estética de pueblo típico de mexicano, y para muestra, las fachadas blancas, los ladrillos y adobes, las tejas, herrerías y celosías.
Esta ciudad, aunque es costera, tiene una herencia serrana, esto lo explica José Alfonso Baños Francia, especialista en arquitectura vallartense.
El también docente del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), de la Universidad de Guadalajara, cuenta para CIUDAD OLINKA sobre la historia de los estilos de las fincas en el puerto; esto a propósito de que el pasado 21 de julio se dio a conocer, en El Periódico Oficial del Estado de Jalisco, que el Centro Histórico de este municipio ya forma parte del Listado de bienes y zonas inscritos del Inventario Estatal del Patrimonio Cultural.
Arquitectura serrana
Baños Francia menciona que en el Fundo Legal –nombre que recibe el polígono de 50 hectáreas del Centro Histórico que ahora está protegido para su preservación– existen cuatro momentos arquitectónicos, que son los que dan identidad a la ciudad.
“El primero fue la arquitectura serrana, cuyas formas con influencia de la Sierra Occidental, de los poblados como el de Mascota, San Sebastián del Oeste y Talpa de Allende, de donde provinieron los primeros pobladores que migraron a Puerto Vallarta”.
Estas casas fueron erigidas entre 1851 y 1940, y son éstas las que dotaron la imagen de pueblo típico mexicano.
Se caracterizan por tener techos inclinados y de teja con muros de adobe, y ventanas largas y estrechas de madera, que también contaban con vigas de madera en el marco superior.
Arquitectura funcionalista
A partir de la década de los 50 llegó, así como a distintas ciudades del mundo, esta corriente nacida en Europa.
“Este segundo momento inicia con los primeros hoteles importantes como el Hotel Rosita, que este año cumple 70 años, y el Hotel Paraíso, hecho en 1951. Nada más permanece el primero, el otro ya desapareció”.
Aquí los techos son planos, la ventanas son más alargadas y los balcones abarcan toda la fachada.
Otro ejemplo de arquitectura funcionalista es la sede del Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial, así como el Auditorio Agustín Flores Contreras; ambas fincas se caracterizan por tener celosías.
También en este estilo destaca la primaria Teresa Barba Palomera, que está a un costado del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe.
Arquitectura estilo Vallarta
Este tercer momento inicia con el arquitecto Fernando “Freddy” Romero durante la década de los 50.
“Él logra combinar muy bien la arquitectura serrana con las nuevas necesidades de este poblado que empezaba a ser turístico. De éstas sí quedan muchas, son casas unifamiliares y están ubicadas, sobre todo, en la calle Matamoros hacia el cerro”.
Dijo que aunque debe haber cerca de 100 de estas fincas, que están bien conservadas, no dejan de tener una presión por parte del mercado inmobiliario.
Arquitectura contemporánea
“Son edificios más modernos, pero sí se adaptan a este tejido arquitectónico. Un ejemplo es la Presidencia Municipal, que data de los años 70”
Otros grandes edificios
El académico refiere que hay dos edificios que se salen de estos momentos, pero que son los más valiosos de Puerto Vallarta: el Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, que tiene una presencia y valor simbólico relevante, y también el Teatro Saucedo, que hoy es la tienda La Parisina, de estilo ecléctico, diseñado por Ángel Corsi en 1924.
Exhorta a la protección
Con respecto al ingreso del Fundo Legal al inventario patrimonial del estado, Baños Francia mencionó que aún se debe trabajar en la gestión para que los comerciantes no alteren la imagen de las fincas.
A la fecha, dice, se conservan fincas patrimoniales pero más hacia el lado montaña, que son dos o tres calles paralelas a El Malecón, donde no se está tan expuestas al comercio turístico.
“Sí es pertinente que la Secretaría de Cultura de Jalisco emitiera esta declaratoria, porque el principal patrimonio arquitectónico está en estas 50 hectáreas. Por ejemplo, el Templo de Guadalupe, la arquitectura de Freddy Romero y las pocas casas serranas”.
Destacó que el Instituto Vallartense de Cultura tiene que socializar la importancia arquitectónica, que hay en este polígono, a la ciudadanía, comerciantes y turistas.
En 2010, el Colegio de Arquitectos de Puerto Vallarta se dio a la tarea de catalogar 220 fincas de valor patrimonial, de las cuales, en el Listado de bienes y zonas inscritos del Inventario Estatal del Patrimonio Cultural de Jalisco sólo se contemplan 25.
Fotografías: Iván Serrano Jauregui