El modelo de una casa sustentable, diseñada a partir de las necesidades y tradiciones del pueblo wixárika, fue lo que creó Diego Malo Araiza, estudiante de la licenciatura en Arquitectura del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), a partir de una investigación sobre la vida rural de San Andrés Cohamiata, Mezquitic, en la región Norte de Jalisco.
Dicho proyecto resultó ganador del segundo lugar en el sexto Concurso de Estudiantes 2018, que organiza el Centro de Investigación del Desarrollo Sostenible (CIDS) del Infonavit, que convocó a 451 equipos conformados por estudiantes de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial de México.
¿En qué consiste este modelo de vivienda?
El proyecto se llama “Prototipo rural wixárika” y contempla una casa de 73.85 metros cuadrados de extensión. Cuenta con dos recámaras para dos personas cada una, pensadas para que se puedan introducir literas para aumentar la densidad de la vivienda. También tiene una zona de estancia tipo pórtico, donde se podría crear una recámara más. En su sistema tradicional, normalmente las cocinas están fuera de la vivienda porque cocinan con leña, entonces aprovechamos eso para que el proyecto sea bastante atractivo y hay un pasillo que conecta el área de habitaciones con la cocina. La propuesta es rural pero funcional, ya que se podría construir con elementos de la región como madera, piedra, tierra comprimida y paja, que además forman parte del sistema de construcción tradicional.
¿Qué es lo que hace a este proyecto sustentable?
Se propone una techumbre de dos aguas, que además de que permite una conexión con el contexto natural e inmediato de la zona, responde a la captación de agua pluvial, que es llevada a una cisterna para que pueda ser utilizada por los habitantes. Se propone que tenga baños secos que no necesiten instalaciones especiales para liberar los desechos, entonces es de fácil mantenimiento, acceso y construcción. La idea es que esto sea un proyecto de autoconstrucción asistida, es decir: que los pobladores lo puedan construir ellos mismos, siempre con la supervisión de un experto.También se pensó que la vivienda esté elevada a 1.20 metros sobre el suelo, para permitir el acceso a los sistemas de captación de agua y baño seco, esto también permite que la vivienda se pueda replicar en toda la zona pese a las irregularidades de la topografía, y que si hay deslaves o alguna lluvia fuerte, las corrientes pasen por debajo sin maltratar la finca.
¿Por qué proponer esta localidad del Norte de Jalisco para crear tu modelo?
Elegí este lugar porque tiene un índice de marginalidad bastante alto. Hice un estudio previamente que arrojó datos demográficos e históricos del sitio. El pueblo wixárika es una de las culturas más fuertes que aún existen y que también tiene un rezago social relevante. San Andrés Cohamiata es una de las poblaciones más tradicionales de esta cultura, pero también tiene un déficit social debido al difícil acceso, puesto que se encuentra en la sierra; esto provoca que no tenga todos los servicios por parte de instituciones públicas y que no cuenten con infraestructura básica como agua, drenaje o electricidad.
¿Cómo fue el proceso de selección que te dio la victoria en el segundo lugar?
Se lanzó la convocatoria a nivel nacional, fueron 451 equipos los participantes, se recibieron 285 proyectos y de ésos se hizo una selección de diez finalistas, entre los que estuve y a los que nos llevaron a la Ciudad de México para participar en el taller de verano del Infonavit. Ahí presentamos los proyectos a los jurados el primer día y nos dieron puntos débiles que pudimos mejorar; tuvimos el resto de la semana para adecuarlos. También visitamos tres despachos de arquitectos importantes de la Ciudad de México. El último día presentamos los modelos de nuevo. Luego se deliberó a los ganadores: hubo tres medallas y una mención honorífica; yo gané el segundo lugar nacional.