Cuando Alex Anwandter “hace el súper” no tiene en mente que él es un icono que representa a quienes se asumen como parte de la diversidad sexual. Sin embargo, admite que a partir de ahora la distinción que le otorga el Premio Maguey del FICG 34, no sólo es
un elogio, sino que también algo que conlleva una mayor responsabilidad para él como artista.
Este músico tiene más de una década de incursionar en la escena indie de Chile, pero desde 2010, cuando inició como solista, ha consolidado un sello característico con un electro-pop jubiloso.
Sus beats musicales y los sonidos de disco y bubblegum pop de las décadas pasadas visten los mensajes que hablan de amor, resistencia, crítica y aceptación. En aras del reciente estreno de su álbum Latinoamericana, su visita a Guadalajara para recibir del Premio Maguey y de la incursión que emprende para la realización de su segunda película, Anwandter cuenta para Mayahuel cómo su arte ha sido adoptado por quienes buscan visibilizar distintas luchas sociales.
Involuntariamente político. Este nuevo álbum es una síntesis de mis trabajos anteriores, estilísticamente hablando. Curiosamente pienso a Latinoamericana como mi disco menos social, a pesar de que mucha gente lo ha leído como súper político; pero esa interpretación la atribuyo al hecho de que tiene muchas referencias históricas, que a su vez se extrapolan con otras referencias sociales. Fue un ejercicio de situar las temáticas en algo más abstracto y poético que en mis discos anteriores, en el marco de experiencias comunes que ocurren en América Latina.
Pienso que muchos lo asumen como un disco político, gracias a mis dos trabajos anteriores, ya que sí me he preocupado de dar tal mirada en la medida de lo que hago. Me resulta algo gracioso que hice el esfuerzo de hacer un disco poco político y más poético. Aunque lo vean político, así está bien.
Abanderado de la comunidad. Por decirlo de una manera, no voy a comprar al súpermercado sintiéndome un icono —se carcajea—, pero una vez que te dicen: “Oye, te queremos dar un premio por ser icono queer” ya uno asume que en lo que se hace hay algo que llega a otras personas y eso conlleva una responsabilidad: no por el premio en sí, sino porque uno como artista tiene mayor visibilidad. Esto porque he buscado usar el tiempo muy bien, es decir, preocuparme de hablar sobre el sufrimiento de otras personas (de la diversidad sexual) que también ha sido muy cercano a mí.
Impacto en México. Creo que este nuevo disco, en particular, tuvo un efecto distinto en México porque tiene muchas referencias a su historia y esto no fue algo gratuito, ya que tengo familia mexicana con la que he pasado más tiempo ahora que vivo en Los Ángeles. Veo que pese a ser una cultura muy lejana tenemos la misma lucha e historia.
En Latinoamericana la canción “Malinche” habla de esta mujer cuya historia no se ha evaluado lo suficiente, ya que forma parte del mito patriarcal de culpar por todo a las mujeres. La mala de la historia fue esta mujer esclava a la que se le ha asignado mucha culpa; así como a Eva, se piensa que todos los males son por la mujer. La canción transmite un poco de dicho efecto.
Cineasta comprometido. Cuando presenté el filme Nunca vas a estar solo en el Festival de Cine de Berlín 2016 (del que fue guionista y director), luego vine al FICG a presentarlo. Ahora regresé a Berlín, pues estamos en la etapa de desarrollo de una nueva película, que es básicamente estar pidiendo plata, un proceso que se demora bastante. Este proyecto será uno que analiza cómo un niño gay de clase alta se transforma también en opresor. Me
gustan mucho las historias donde nadie es bueno o villano, porque uno de los problemas que tenemos que combatir es que nadie se piensa a sí mismo como alguien malo o discriminador, entonces hay que encontrar nuevas maneras de analizar esos sentimientos.
Fotografía: Abraham Aréchiga