De pie y con aplausos que retumbaron en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, los tapatíos recibieron al afamado cinefotógrafo Vittorio Storaro, quien la noche de este miércoles 13 de marzo impartió una Master class como parte de las actividades del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 34).
Con lujo de detalle y recuerdos de experiencias personales que le hicieron entender su misión profesional, el artista del lente compartió algunos de sus secretos que lo han llevado a recibir el Premio Oscar en tres ocasiones, por las películas Apocalypse now (1979), Reds (1981) y El último emperador (1987).
“Si tú conoces el significado del color y tratas de aplicarlo en forma consecuente con el personaje, una parte de la historia, diferentes eventos o incluso geografías, vas a extender ampliamente tu vocabulario. Yo empecé con tres elementos: oscuridad, penumbra y luz, que acrecentó mi conocimiento sobre la luz y el color, que entendí gracias al prisma de Newton en el que el haz de luz se descompone en siete colores”, indicó.
El fotógrafo de una cuarentena de filmes, durante esta charla hizo hincapié –en repetidas ocasiones– sobre la importancia de que se entienda el simbolismo de los colores. Recordó que en la primera escena de El último emperador, en el momento en que retiran al niño de la madre cuando es de noche y con antorchas, todo el entorno era rojo.
“El rojo es el primer color, representa el primer paso; es decir, cuando naces, y aquel niño había nacido como emperador. Cuando cortan el cordón umbilical y luego en otra escena se corta la vena, el recuerdo va a la ocasión en que lo separan de su madre. Cuando unes estos eslabones continuamos con esta secuencia”, detalló.
El mejor fotógrafo en la historia del cine, según el director de cine Francis Ford Coppola, reconoció que el cineasta español Carlos Saura fue quien le cambió la forma de ver la vida y su trabajo, tras colaborar con él en la película Flamenco.
“Carlos me decía que el flamenco no era algo que quisiera decirle a la gente, sino que, más bien, las personas necesitaban entenderlo por medio del ritmo de la música, del canto, la cámara y la luz. Carlos hacía bocetos de cada escena, tratando de explicarlo paso a paso; él hizo el concepto de la cámara y yo el de la luz; el resultado en esa película fue algo completamente diferente a lo normal”, refirió.
Aseguró que su trabajo no puede existir sin la dirección y la historia, y que cada expresión artística –a las que se refirió por medio de cada una de las musas griegas que representan la música, canto, tragedia, comedia, etcétera– las entendía con diferentes colores.
“Siempre necesitamos una idea que nos guíe, así como una fuerza que va ligada a un hilo conductor. Debes proponer con las palabras precisas dichas ideas a tus directores, productores, quienes serán tus interlocutores. Tus sueños serán transferidos a ellos para que entiendan. Muchas veces es mejor decir no a decir que sí, porque a veces no quieres ir en esa dirección”, recalcó.
En su caso, dijo, le ha dicho que no a muchos productores. Destacó que la imaginación siempre supera al conocimiento y así se ha demostrado a lo largo de la historia de la humanidad.
“El conocimiento por aprender está ahí, pero la idea es básica. El ser humano siempre ha utilizado un lienzo para plasmar algo, incluso ahora que es digital, no pasa nada, la idea está en la mente y es lo más importante”, externó.
Dio a conocer que recientemente escribió el libro Las musas, “que incluye una investigación sobre la inspiración creativa y las formas en que se relaciona con mi historia personal y cómo se puede implementar, así como lo hice en el pasado, ya sea escena por escena o acto por acto”, manifestó a los presentes.
A t e n t a m e n t e
«Piensa y Trabaja»
Guadalajara, Jalisco, 13 de marzo de 2019
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Gustavo Alfonzo