Los trabajos de arqueología siguen dando frutos en Jalisco. Ahora tocó el turno de la Sierra de Manantlán, donde fueron descubiertos vestigios que datan de las épocas prehispánica y colonial, gracias a los trabajos de la doctora Chloé Marie Pomedio.
Tras dos años de estudios de campo, la profesora e investigadora del Departamento de Estudios Mesoamericanos y Mexicanos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), ha dado con sitios que revelan información sobre las culturas ancestrales que habitaron en los municipios de Cuautitlán de García Barragán y Tolimán, en el Sur de Jalisco.
“Hemos registrado más de 30 sitios, entre petrograbados, arquitectura prehispánica, cuevas con depósitos de ofrendas y elementos del periodo colonial temprano que están en una pequeña porción de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán (RBSM)”, explicó.
Dicha área natural abarca 139 mil 577 hectáreas entre los estados de Jalisco y Colima, pero tan sólo ha sido analizado menos de 10 por ciento del total del territorio, aseguró.
“El sitio más antiguo y monumental que hemos identificado está en Tolimán, y se llama Los Cerritos. Es un conjunto arquitectónico parecido a Guachimontones: son ocho montículos que forman un círculo, con un altar al centro de la plaza y unos cuantos montículos cercanos; por tener un patrón circular y gracias al hallazgo de algunos tepalcates, sabemos que tiene alrededor de 2 mil años de antigüedad, por lo que data del periodo preclásico y clásico”, describió Pomedio.
Indicó que Los Cerritos se encuentra preservado gracias al cuidado de los lugareños. Está ubicado en un altiplano al borde de una barranca, a un costado del Río Armería, justo entre el Cerro Grande de la biósfera y las faldas del Nevado de Colima, por lo que tiene una vista privilegiada.
Este lugar, indicó la arqueóloga Pomedio, presenta similitud con la cultura de la tradición Teuchitlán, pero también tiene influencia con la de Colima. “Es un sitio intermedio que recibió influencias de ambas regiones, pero necesitamos estudiarlo más a fondo”.
El tamaño de los montículos es de 4 a 6 metros de alto, y podría parecer que tiene el patrón de Guachimontones, pero no es así, ya que ahí el centro es un altar de bajo nivel y los montículos de alrededor están más altos; es decir, lo contrario a las pirámides de la tradición Teuchitlán, donde el centro es una pirámide que sobresale del resto.
Otros sitios descubiertos datan del postclásico e incluso de la época colonial. Junto con su equipo de trabajo, la arqueóloga ha encontrado, en la localidad de Cuzalapa, Cuautitlán de García Barragán, cerca de 20 petrograbados a manera de retículas llamados patollis, que es el nombre con que se les conoce a tableros que servían para realizar juegos sagrados que tenían que ver con el aprendizaje del calendario religioso y agrícola.
Dicha cantidad de patollis hacen a Cuzalapa un lugar único. “Es algo que en mi conocimiento no hay en otros sitios de Mesoamérica”, detalló la académica. Auguran que en los próximos años encontrarán más vestigios, pues en la parte alta de la sierra han identificado piezas de la cultura aztatlán, la principal que se desarrolló a finales del 900 de nuestra era y que utilizó por primera vez el metal en Mesoamérica.
Rescatan sitio arqueológico
Después de un año de conocer el sitio, la doctora volvió a Tolimán para estudiar la topografía de Los Cerritos; fue entonces cuando un informante local le comentó que el terreno había sido rentado a una tequilera para sembrar agave.
“Me dijo que había escuchado que vendría maquinaria a destruir los montículos. Este sitio arqueológico está justo a 300 metros del límite del área natural protegida (por lo que prácticamente no está dentro de la biósfera), y sí pertenece a un particular”, describió.
Ante dicha situación, la investigadora del CUCSH realizó una serie de gestiones con ayuda del Director de la RBSM, Fernando Gavito Pérez, para que el presidente municipal de Tolimán y el dueño del terreno fueran conscientes de la importancia de la conservación de Los Cerritos.
El pasado abril, ella logró un acuerdo para preservar los montículos, mismo que los dueños consideraban como productos de la naturaleza. “Mencionaron que se conservarán el lugar y que avisarían a la tequilera (para que respetaran el lugar), ya que pensaban acudir al lugar y destruir el sitio. Estuvo a punto de suceder una catástrofe si no nos hubiéramos movido rápido”, subrayó.
Reconoció que muchos vestigios han sido destruidos por la actividad agrícola y el saqueo, considerada como grave en la zona. “He escuchado historias que, por cuestiones religiosas y considerarlas como diabólicas, han prendido fuego a petrograbados para que se descarapelen”.
Mencionó que la confianza de los habitantes de la zona ha sido fundamental, pues ellos son quienes protegen estos sitios de traficantes ilegales de piezas o busca tesoros, un problema que “genera mucha desconfianza. Los pobladores también tienen la idea de que si se descubre algo en un terreno, éste les es expropiado por parte del gobierno. Siempre hubo un discurso transparente sobre el hecho de recuperar el patrimonio nacional”, declaró.
Con el apoyo del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), el especialista del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) en Jalisco, Eduardo Ladrón de Guevara, y de la RBSM, la doctora Chloé Marie Pomedio ha logrado hallazgos importantes en este trabajo denominado “Proyecto Manantlán”, por lo que, dijo, se trabaja en la formalización de un convenio entre los tres organismos para que la investigación se extienda 10 años más.
Actualmente se elabora el reporte técnico para que los descubrimientos, por medio de sus cédulas, formen parte del registro de monumentos históricos del INAH.
A t e n t a me n t e
«Piensa y Trabaja»
Guadalajara, Jalisco, 12 de mayo de 2019
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Adriana González | Cortesía