En la localidad de Juanacatlán del municipio de Tapalpa, Jalisco, existe un santuario que convoca a miles de fieles de las regiones sureñas del estado.
El motivo es la imagen de la Virgen de la Defensa, una representación de la Virgen María que se asemeja a las de Zapopan, Talpa y San Juan de los Lagos.
Cada año se realiza un ciclo ritual de procesiones que involucra a habitantes de Tapalpa y Atemajac de Brizuela.
La población con gran devoción agradece y pide favores que, aseguran, la Virgen les otorga.
¿Pero cuál es la historia de esta advocación mariana? Te invitamos a escuchar la siguiente información por parte del cronista de Tapalpa, José de Jesús Ruiz Morales.
Él narra cómo la desesperación de indígenas (originarios Juanacatlán y Atemajac de las Tablas) por hacer frente a los abusos de los conquistadores les llevó a solicitar apoyo al virrey Don Juan Palafox y Mendoza, en la Ciudad de México.
Fue Fray Antonio de Santa María quien entregó en 1642 la imagen a los pobladores, con el fin de que fuera “su defensa” contra los malos hombres faltos de compasión.
🎧 Escucha la siguiente información:
Reproductor de audio
Locución: Marya Bautista Bustillos
Información y producción: Iván Serrano Jauregui
Para conocer a detalle la historia y crónicas sobre el origen de este culto, te invitamos a revisar la investigación Tradición, memoria e identidad: “los retos” en el culto a la virgen de la defensa de María de los Ángeles Gallegos Ramírez, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
¿Cómo es la Virgen de la Defensa?
En la investigación Noticias históricas del culto de la Virgen de la Defensa en la sierra de Tapalpa, Jalisco, deGallegos Ramírez menciona que se trata de una una escultura de madera maciza (cedro o tepehuaje).
“Su tamaño es de 48 centímetros, cuya antigüedad no ha podido ser establecida”.
“La virgen está de pie sobre un medio mundo, en un pequeño pilar de plata, y pisa una víbora con cabeza de lagartija”.
Su vestido cuenta con adornos de color azul, también se describe que lleva las manos juntas sobre el pecho y “que es una advocación de la Virgen de la Purísima Concepción“.
Se menciona que es una pequeña copia de la Virgen de la Defensa que se venera en Puebla.
Como al resto de la Vírgenes de Jalisco, a ésta también se le crean vestidos.
Dicha prenda es de manto muy extendido por delante y con una cauda ancha y larga.
De igual forma utiliza una corona imperial de oro y una aureola dorada, con aretes de oro y a sus pies está una media luna de plata.
La fiesta de los pueblos serranos
Las fiestas de la Virgen de la Defensa involucran una peregrinación desde Juanacatlán a Tapalpa, el primer sábado de julio.
En ésta se lleva la imagen, misma que permanece durante dos meses en el Templo de San Antonio, a la par de un la realización de un novenario de peregrinaciones por los barrios y localidades de Tapalpa.
El último sábado de agosto se regresa a la imagen a Juanacatlán, y los primeros días de septiembre se le recibe con una velación, le cantan “Las mañanitas” y hacen misas para los enfermos.
Se le ve acompañada de su guarda de honor, que son “Los Moros”. También hay una peregrinación con los hijos ausentes.
“Luego realiza una estancia en Atemajac de Brizuela, de septiembre a diciembre; a su paso se detiene en el pequeño poblado de Ferrería de Tula los días 4, 5 y 6 de septiembre, localidad perteneciente a Tapalpa”, explica la investigadora del CUCSH.
El 6 de diciembre se realiza la Romería correspondiente a los feligreses de Atemajac de Brizuela, que recorren 21 kilómetros desde la cabecera municipal hasta la Parroquia de Juanacatlán para llevar a la Virgen a su pueblo de residencia.