A estas alturas es imposible no asumir que la pandemia es el gran reto que la humanidad sigue luchando por vencer; sin embargo, hay una serie de pendientes que están entrelazados entre sí, y que la sociedad ha pasado por alto.
El filósofo español, urbanista y teórico de la comunicación Manuel Castells se ha dedicado a estudiar y dar luz y explicación a la serie de situaciones que son urgente de atender.
Algunas de sus ideas las compartió este lunes, en la conferencia virtual “Los grandes desafíos de nuestra historia inmediata”, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2021, y que fue presentado por el Vicerrector Ejecutivo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), doctor Héctor Raúl Solís Gadea.
“Hoy nuestra especie se enfrenta al peligro de su no supervivencia, estamos en peligro como especie humana, por dos causas: las pandemias recurrentes y con consecuencias cada vez más profundas y por otro lado el cambio climático y su amenaza a la habitabilidad del planeta”, enunció como el primer reto.
Lo que abona al problema es la crisis de sistemas de prevención en el mundo, derivado de las políticas neoliberales de privatización, el negacionismo de la ciencia con movimiento antivacunas y las industrias contaminantes.
Otro desafío es la concentración de poder exacerbado en redes conformadas por unos cuantos países, que suman fuerzas tecnológicas, al margen del resto de los pueblos en el mundo.
“Las empresas tecnológicas controlan el proceso de digitalización y lo gestionan con algoritmos ocultos y no controlados. Los algoritmos controlan nuestras vidas y están sesgados en términos de raciales de género y cultura”.
“Mientras no haya sistemas interrelacionados de control global de la riqueza y tecnología seremos siervos de ese poder oculto en los mercados financieros y los algoritmos controlados”, indicó Castells.
El tercer reto es el incremento de la desigualdad social. “Después de cada crisis, los ricos mejoran su nivel de vida y sus capacidades en todos los sentidos. No sólo hay desigualdad sino polarización, los ricos son más ricos y los pobres más pobres”.
“Estamos, a la vez, desarrollando las capacidades productivas de nuestra especie y al mismo tiempo destruyendo la capacidad social de la mayoría de la sociedad de disfrutar dicho desarrollo”, recalcó.
El cuarto reto es la concentración de las grandes regiones metropolitanas, “que son excluyentes y que se concentran en grandes extensiones, difuminadas con poca capacidad institucional de autorregulación”.
Explicó que la mega urbanización es la base objetiva para una extraordinaria acumulación de poder de la especulación inmobiliaria.
“Se crean las condiciones de miseria urbana y ésta se convierte en la oportunidad de acumulación primitiva de capital y además de control sobre la vida de las personas”. Un ejemplo es lo que pasó el caso Odebrecht, empresa constructora que corrompió a gobierno tras gobiernos latinoamericanos.
Un quinto reto de la sociedad mundial es la individualización extrema de las relaciones sociales. “Es el sálvense quien pueda racionalizado por una ideología liberal primitiva, es un individualismo radical, en el que sólo se cuenta si acaso la familia y unas personas que le importan a un individuo”.
“(El ser humano se convierte” e individuos hechos competidores salvajes buscando la supervivencia y dominación, se convierte en una sociedad de violencia generalizada, desprotegida de las instituciones”.
Otro reto es el uso de las redes sociales, que, si bien, han apoyado en la pandemia, no dejan de ser servicios comerciales donde los seres humanos se vuelve objetos de dominación comercial, debido al control de las empresas que gestionan sus datos personales y hábitos de consumo.
“Si no pagamos por un acceso a una red digital, estamos pagando con nuestros datos, porque por medio de estos se organizan sistemas de control comercial de las vidas de las personas sabiendo sus hábitos, lo que somos, comercializando nuestra vida en todos los aspectos. Nos estamos convirtiendo en mercancía a cambio de poder comunicarnos”.
La más demoledora crisis es la de la pérdida de legitimidad democrática y el hundimiento de los sistemas políticos democráticos liberales. “Yo digo que tal vez merecido y necesario, para que sobre esas ruinas se puedan construir otras formas de representación y debate democrático”.
“Hoy más de 65 por ciento de las personas en el mundo no creen en sus gobernantes ni en sus sistemas políticos, ni en las instituciones democráticas. “La democracia liberal era la única que más o menos que habíamos tenido un poco de la representación de la voluntad ciudadana”.
Todos estos problemas, dijo, no los podrán resolver las instituciones, pero hay brotes de esperanza, pues las sociedades reacciones e inventan modelos alternativos de relación social, proyectos de reconstrucción de acción colectiva y responsabilidad individual”.
Algunos ejemplos son los movimientos sociales, el feminismo, el despertar de los pueblos originarios, pero también el cambio de valores de quienes creen que otras formas de vivir son posibles.
Atentamente
«Piensa y Trabaja»
«Año del legado de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara»
Guadalajara, Jalisco, 29 de noviembre de 2021
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Cortesía FIL