El Ex Convento del Carmen es una máquina del tiempo que lleva al lugar que fue imperdible en las noches tapatías de los años 80, 90 y dosmiles: el Monica’s Bar.
El club nocturno, ubicado en Álvaro Obregón 1713, no sólo fue un sitio de libertad para la comunidad gay tapatía.
Sino que también se consolidó como un refugio en una ciudad conservadora, que asediaba a todo ser humano que osara a no vivir lo que la heteronorma dictaba.
Música, shows drags, fiestas eran lo que jóvenes disrutaban en dicho punto del Sector Reforma de Guadalajara.
Hoy, Monica’s ya no existe; pero por ser un hito en la historia de la diversidad sexual en Jalisco, éste fue recreado al interior del Ex Convento del Carmen, como parte de la muestra Presentes: 40 años de visibilidad LGBTIQ+ en Guadalajara.
[ 🏳️🌈 Quizá te interese leer: Presentes GDL, la búsqueda de la memoria histórica LGBTIQ+ ]
Al subir a la planta alta del museo, uno se encuentra con las mismas puertas que recibieron a miles de personas entre 1980 y 2017.
Y quien da la bienvenida a la fiesta es el enigmático rostro de una persona que podría asumirse de cualquier género y que es el emblema del Monica’s.
Al interior se encuentra un pasillo oscuro, donde se puede ver la antigua caja registradora, las estatuillas de los premios Monic’s, pero también la gran escultura Enamorado, del artista Ray Escultor, que también se encontraba en el lugar.
Pero ese vestíbulo es sólo el preámbulo de un espacio luminoso, que parece una gran pista de baile.
Ahí se encuentra, en su computadora junto con discos de vinil icónicos, Efraín Santacruz Cortés, el fundador de Monica’s.
Él se dice contento de tener la oportunidad de revivir el lugar que por tres décadas cuidó y donde se hizo de una gran familia.
“El Mónicas merecía hacer algo padre, para que la gente recuerde los grandes momentos y pues sí lo echamos ganas“.
“Cuando estábamos en el montaje me acordaba y pensaba que estábamos en el bar; en verdad creía que estábamos en el bar, de veras”.
Y es cierto: al entrar la música de aquellos ayeres te hace sentir en una fiesta de décadas atrás.
Una pieza escultórica con fotos de los viejos tiempos invita a tomarse una selfie, para unirte al festejo en este “lugar de ambiente”.
El nacimiento de Monica’s
Efraín recuerda el génesis de este sitio que nació a partir de una necesidad: cubrir el puesto que tenía su madre, quien en 1980 tuvo un accidente.
“Lo abrí en 1980. Ya era un bar y mi madre lo atendía, pero cuando se quebró las piernas lo tuvo que cerrar”.
“Yo no entré a la prepa y le dije que me diera oportunidad y me decía no, no, no. Un hermano intervino y la convenció un poquito, porque en aquel tiempo estábamos mal económicamente”.
“Pero me di cuenta de que no me gustaba que hubiera muchachas, porque me deprimía con las historias que me platicaban; entonces yo le di un giro”.
En esa época, Efraín nadaba en la Alberca Olímpica, y recordó que por ese rumbo había un lugar al que su mamá iba cantar y lo describía como “un bar de jotos”.
“Ándale que lo voy a visitar. Yo estaba en la Alberca Olímpica y aunque soy bajito me acuerdo que cuando entré las miradas estaban sobre mí, sobre lo nuevo”.
Fue en ese lugar donde Efraín comenzó a invitar a los asistentes y quienes se presentaban para que fueran al Monica’s.
“Primero me llevé a dos a la camioneta, luego a otros dos, luego ellos le hablaron a otros dos, y así poco a poco, de boca en boca, empezó a llegar la gente”.
Fue la falta de un lugar seguro para la diversión de personas gays y lesbianas en Guadalajara lo que llevó al Monica’s Bar a consolidarse como un punto de encuentro y fiesta.
Pero la autoridad era implacable cuando se trataba de violentar a quienes no fueran heterosexuales.
Monica’s protegía de la policía
Durante las décadas pasadas, la Policía de Guadalajara se condujo con violencia contra personas de la diversidad sexual.
Efraín comentó que en el Monica’s él hacía lo que estaba en sus manos para defender a cuanta persona podía, para que los uniformados no les violentaran.
“Yo luché mucho contra esto, incluso hasta me metí en la corrupción: yo siempre tenía dinero en la barra, porque a veces llegaban clientes y el de la puerta me decía: ‘se llevaron a Fulano, a Mangano’”.
“La policía se escondía en las esquinas de la calle donde estaba el bar y entonces yo salía con el dinero, lo hacía como abanico y se los enseñaba”.
“Me emparejaba con las patrullas y se los enseñaba para que dejaran pasar a los chavos, yo no permitía que se los llevara, los cuidaba mucho, con seguridad ante todo”.
“Porque ellos eran mi club, mi manada. Somos gays y yo sentía una obligación dentro del bar, pues trataba de hacerlo muy seguro. Redadas no hubo”.
Lo que sí ocurría, dijo, es que cuando entraba la policía, todo se detenía, las luces se prendían y los inspeccionaban.
Si les encontraba droga, Efraín ya no podía ayudarles.
“El Ayuntamiento nos traía en cacería de brujas. Los inspectores se disfrazaban, entraban al bar y veían a dos hombres besarse y levantaban infracción y clausuraban”.
“Al mes nos clausuraban hasta tres veces. Luego no me dejaban entrar al Ayuntamiento. Batallamos mucho contra eso”.
A estos recuerdos de Efraín se suman las anécdotas de los textos de la exposición.
Donde se narra que los vecinos del bar gritaban “jotos” a la clientela, rompían las macetas e incluso llegaron a rayar la palabra “putos” afuera.
Desde el Monica’s Bar se combatía la represión y homofobia, empatizando con causas como las del Grupo de Orgullo Homosexual de Liberación (GOHL) y las del activista Pedro Preciado.
El arte del Monica’s Bar
El éxtasis que se siente cuando conoces a alguien que te atrae durante una fiesta, se muestra en Conociéndonos, pintura de Vicente Figueroa.
“Tu mente te da vueltas a la cabeza”.
“Imaginándote a una persona que te gusta tanto en un espacio así. El toque de las manos, cómo llega poco a poco, primero en forma de deseo y luego en amor”.
“Conociéndonos trata de lo padre que se siente cuando conoces a alguien: te ilusionas, ves a esa persona, se voltean a ver a os ojos y hace una chispa importante“.
Así lo describe Efraín, quien se siente feliz de que haber montado dicha obra de arte al interior del Ex Convento de Carmen, pues ésta formaba parte del Monica’s.
Se trata de una pintura de 12 metros de largo, conformada por varios cuadros. Que para efectos de la muestra sólo pudo instalarse la mitad de ella.
En Conociéndonos se aprecia a dos hombres semidesnudos, cubiertos por lienzos que podrían evocar llamaradas, que parecen sentirse atraídos entre sí, extendiendo sus manos para encontrarse.
Dicha obra de arte se complementa con la pieza escultórica Enamorado, que a decir de Efraín, es la consecuencia de Conociéndonos.
“Conocí a varios chavos que eran artistas muy talentosos (y de ellos son las obras). Yo no quería que Mónicas fuera sólo un lugar de ‘punchis punchis’ o de ‘véngase para acá’”.
“Me llamaba la atención tener cosas de arte. A nosotros los gays, la mayorías, nos gusta el arte y sabemos apreciarlas”, explicó.
“Ambas obras son legados del Monica’s”.
Reconocían la escena drag
Otras piezas artísticas que se exhiben son las estatuillas de los Premios Monic’s, diseñadas por el arquitecto Arturo Méndez Licón.
Con las que el Monica’s Bar reconocía a las y los mejores exponentes del show travesti en la ciudad.
Según el texto de la museografía, éstos premio fueron sugeridos por “La Serrano” a Efraín.
Y en la ceremonia se invitaba a personalidades del espectáculo, en una tremenda noche de gala.
Para conocer más del Monica’s Bar y la lucha por los derechos de la diversidad sexual en Jalisco, visita la muestra Presentes.
Estará hasta noviembre en el Ex Convento del Carmen. Ubicado en avenidad Juárez 638, en el Centro de Guadalajara.
Abre de martes a sábado, de 11:00 a 17:00 horas, y domingo de 11:00 a 14:00 horas. La entrada es libre.