Antagonismo y cariño, la lucha de «La desobediencia de Marte»

Una obra dentro de otra obra de teatro evidencia el aprecio y odio de dos personas, que a pesar de ser rivales, ambos saben que se necesitan

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"La desobediencia de Marte" - Foto de Alberto ClavijoNo somos muy diferentes a lo que fuimos en el año 1600, el ser humano sigue viviendo situaciones antagónicas en las que dos personas pueden tener un recelo mutuo, pese a saber ambos que necesitan y, a veces, que se quieren o estiman.

En la obra de teatro La desobediencia de Marte, esta situación es narrada mediante una lucha intelectual, de insultos y gritos entre dos personajes históricos y dos actores que interpretan estos personajes.

Es una puesta en escena dentro de otra, un teatro que entra y sale de distintas realidades que tienen algo en común: dos hombre que poco dan el brazo a torcer cuando se trata de alcanzar su deseo.

Esta dramaturgia, escrita por el literato Juan Villoro, es representada por los actores Joaquín Cosío –quien dio vida al «Cochiloco» en El infierno, filme del 2010– y José María de Tavira –protagonista de la película de 2009 Amar a morir–.  Ambos se presentaron el 9 y 10 de noviembre en la Sala 2 del Conjunto de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara.

La desobediencia de Marte - Foto por Alberto Clavijo

Con una borrachera inicia esta historia. Los astrónomos Johannes Kepler (de Tavira) y Tycho Benatek (Cosío) se encuentran en el observatorio del castillo, la morada de éste último. Están reunidos porque ambos buscan conocer las órbitas de los entonces seis planetas conocidos del sistema solar.

El problema es que Kepler conoce el curso de las estrellas mejor que nadie, pero sólo Tycho era el único podía interpretarlas. Uno necesita del otro, pero no existe una mínima confianza entre ellos.

Hasta ahora el único dato que Tycho le ha dado a Kepler para alcanzar el postulado que explique los movimientos es el de la órbita de Marte; sin embargo, no hay encontrado un patrón en el movimiento estelar de este cuerpo, porque, al parecer, el planeta rojo es rebelde, no respeta, le causa enojo e ira a Kepler, lo que lleve a éste último a exigirle a Tycho que le entregue todas las tablas del resto de las órbitas, deseo difícil de que ocurra.

Tras la presentación de este embrollo la obra se descubre; en realidad los personajes de los astrónomos nacen de la interpretación de dos actores en un ensayo.

Ambos discuten sobre cómo pueden hacer una mejor representación de los astrónomos; la clave: el antagonismo. Después de a poco se van destapando situaciones y anécdotas de la cotidianidad presente; ahora el cielo que buscan encontrar es el de su relación con la vida y el teatro.

En este punto el espectador comienza a empatar que las motivaciones que llevan a querer comprender el movimiento de los astros es el mismo que guardan las pasiones humanas. ¿Quiénes son las personas con las que trabajamos? Tal vez son quienes más queremos.

La desobediencia de Marte - Foto por Alberto Clavijo

La representación, afirma Cosío, permite enfrentar al actor con sus propias carencias y recursos, por lo que trabajar junto con De Tavira le ha significado una buena experiencia.

«Es una obra humana, que se percibe totalmente dentro de los ámbitos de nuestras vidas. Son antagonismos muy comunes que todos hemos vivido», dijo Cosío en rueda de prensa.

«El espectáculo va cambiando, lo que hacemos ahora dista mucho de lo que hacíamos en un principio. Es un espectáculo que está vivo», expresó de Tavira.

Los actores mencionaron que con estas dos representaciones cerraron la gira y la temporada de presentaciones. Aseguran que en el Teatro Helénico de la Ciudad de México la obra llegó a cerca de 13 mil espectadores, quienes han emitido comentarios en todos los sentidos.

Villoro en toda su esencia

Quien escribió esta obra, Juan Villoro, es uno de los mexicanos más importantes en el ámbito de la literatura y el periodismo social, cultural y deportivo. Sus trabajos invitan a la reflexión y viajar a momentos reales y de ficción.

Por eso La desobediencia de Marte llama la atención, pues esta podría considerarse no ser del todo ligera, es más un juego de destreza que entretiene por los diálogo que invitan al espectador a imaginar.

No es una obra compleja, pero sí que busca que no te queden dudas sobre lo que los personajes están viviendo.

El espectador se puede imaginar todo lo que sale de los labios de los actores, pese a no ser del todo coloquiales (sobre todo cuando se está representando a los astrónomos de la antigüedad).

Si no has leído a Juan Villoro, estos son algunos textos de Juan Villoro que te pueden fascinar: Tiempo transcurrido: crónicas imaginarias, Dios es redondo, Safari accidental.

Además te dejamos unos tuits que te van a llegar al corazón:

Fotografía: Alberto Clavijo

FuenteKä Volta
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Iván Serrano Jauregui
Periodista cultural. Reportero, locutor, editor, productor multimedia. Licenciado en Periodismo, por la Universidad de Guadalajara, y egresado de Ingeniería en Sistemas Computacionales, por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Aficionado de la cultura popular.