El teatro como una labor social

El pasado 27 de marzo se celebró el Día Internacional del Teatro; en esta Casa de Estudio se realizaron diversas actividades, y se recordó que las artes escénicas que produce la universidad tienen el propósito de vincular a la sociedad, mostrando los conflictos que le ocurren

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La finalidad del teatro es contribuir a una mejor sociedad por medio de la proyección de las pasiones en conflicto, que conducen al ser humano hacia la libertad, la justicia y los valores, y que ayudan a comprender cuáles son las motivaciones del ser humano.

Ante esta necesidad ancestral de representar la realidad por medio de la actuación, la danza, la música e incluso la pintura, las instituciones educativas han buscado formalizar y brindar las herramientas para replicar este conocimiento; de ahí nace el teatro universitario, aquél en el que confluyen profesionales de la comunidad universitaria.

El director del Instituto de Investigaciones Estéticas del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), Efraín Franco Frías, señala que el teatro que nace desde la academia está integrado por profesionales que tienen las herramientas teóricas conceptuales para buscar nuevos caminos, derroteros y lenguajes.

“Es un teatro de búsqueda, en el que estudiantes y egresados, elementos con una formación académica, están en el escenario con el compromiso ético de vincularse con el entorno, así como de experimentar. Sin necesariamente pretender un beneficio económico mayor. Es decir que tiene que ser un teatro financiado y que las instituciones lo vean como una inversión por su contribución a la sociedad”.

El objetivo principal del teatro universitario es responder a las necesidades y expectativas de sus sociedades, que no experimente sólo porque sí, sino que atienda a lo que la sociedad pida; y no a la de alto consumo, asegura Franco Frías, sino a la del pueblo, los ciudadanos de a pie que padecen y reconocen sus preocupaciones.

Si se revisa la historia de la humanidad, el teatro ha fungido como medio de comunicación, al principio con las divinidades de las antiguas culturas, y después como coadyuvante de las propias sociedades, ya que ha servido como un instrumento didáctico que sigue siendo vigente, por ello es importante que las instituciones tanto educativas como de gobierno pongna atención en esta manifestación.

“No hemos tenido la capacidad o la voluntad de echar a andar un programa que comprenda no solamente la formación de actores, sino darle empleo a esos actores, directores y pedagogos. Se ha olvidado que el teatro es un instrumento de formación integral”, señala Franco Frías.

Formación académica teatral
Hasta antes de 1995, en el país no existían instituciones de educación superior que impartieran programas educativos enfocados en artes escénicas, aparte de la UNAM y la Universidad Veracruzana; y existían escuelas reconocidas de formación actoral, pero sólo en Ciudad de México. A partir de este año, la Universidad de Guadalajara comenzó a ofertar la licenciatura en Artes Escénicas en el CUAAD.

“La Universidad empezó a dar las herramientas pero, luego, durante los años noventa, se identificó que había una población y una demanda por el estudio sistemático de las artes escénicas, ya no sólo el teatro, sino en danza, tanto folclórica como contemporánea; a partir de eso se echó a andar la licenciatura en Artes Escénicas con dos enfoques: en teatro y danza, y a la vez esta última con las vertientes en folclórico y contemporánea”, cuenta el también académico del CUAAD.

En la carrera de Teatro de la Universidad de Guadalajara, conocida así popularmente, se han impartido clases de manera ininterrumpida durante más de veinte años de historia; de ésta existen más de trecientos egresados.

En estas dos décadas, la creación de programas educativos para la formación del teatro y la danza comenzó a replicarse en el resto del país; existe cerca de una veintena de licenciaturas en artes escénicas, comparte Efraín Franco.

“Esto, desafortunadamente, no ha ido acompañado de una política teatral por parte de las universidades y del estado. O bien, se han truncado estas políticas que apoyan a la formalización de proyectos emanados desde las casas de estudio”, explicó.

Desde la perspectiva de la ciudadanía, comenta, ésta se ve perjudicada ante la ausencia de políticas integrales, pues merma desde la perspectiva escénica el derecho humano de acceso a la cultura de la gente.

Trabajo en equipo, necesario
Francisco Silva, recién egresado de la licenciatura en Artes Escénicas para la Expresión Teatral, cuenta que la clave para incentivar la realización de teatro universitario, desde la trinchera del estudiante, además de la preparación, es el trabajo en equipo. Él y sus compañeros de clase montaron la obra Morir [o no] —dirigida por la profesora Lucía Cortés—, una representación teatral que nació en las aulas, como parte de la materia de Actuación Realista, y que trascendió el plantel y pudo presentarse en veintiséis ocasiones en foros como El Embarcadero, Teatro Guadalajara del IMSS y Teatro Experimental de Jalisco. En algunas ocasiones cobraron y en otras no, pero porque hubo apoyo del gobierno del estado.

“Desde cuarto semestre, que es cuando comienzas a hacer tu primer montaje en grupo, nos pusimos en la misma sintonía de trabajarlo y que lo llevaríamos hasta donde podamos. Hemos sido el único grupo, de cuarto semestre, que ha realizado ese número de representaciones. En la escuela la presentamos dos veces nada más y pudimos presentarlo de manera formal en otros espacios”.

Silva destaca que las ganancias que obtuvieron por las presentaciones fueron invertidas para la representación que correspondió a la clase Actuación no realista, del siguiente semestre. Asegura que falta más organización para hacer que los proyectos salgan de las aulas.

“Sí ha habido generaciones en las que nacieron colectivos como Pata de conejo, que se dedican a hacer teatro de títeres, que han tenido el apoyo de Luna Morena, otra compañía cuyos integrantes comenzaron a trabajar desde que estaban en la carrera”.

Según su experiencia, en Guadalajara han comenzado a abundar proyectos que pueden dar trabajo a profesionales de las artes escénicas.

“Sí hay trabajo, cada vez hay más producciones teatrales y dancísticas, cada vez hay más castings para trabajar al interior del estado, hay muchos productores de cine que están trabajando de planta en Guadalajara. Y en teatro, no sólo en actuación, en la producción hay mucho trabajo, bien pagado y me parece que es como cualquier carrera, se debe buscar”.

Lo esencial, coinciden los profesionales, es no olvidar que el teatro debe conectar con el público, para que por medio de una catarsis, se genere empatía social y exista una motivación de cambio de actitud ante un problema o situación social.

Fotografía: Abraham Aréchiga

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Iván Serrano Jauregui
Periodista cultural. Reportero, locutor, editor, productor multimedia. Licenciado en Periodismo, por la Universidad de Guadalajara, y egresado de Ingeniería en Sistemas Computacionales, por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Aficionado de la cultura popular.