Por: Iván Serrano Jáuregui / Martha Eva Loera
Según la prueba PISA 2015, México ocupa el lugar cincuenta y cinco (de setenta países evaluados) en comprensión lectora, con setenta puntos por debajo del promedio de los países examinados, que tienen un puntaje promedio de cuatrocientos noventa y tres.
Esta evaluación refleja que los estudiantes no saben descifrar, comprender e interpretar textos, ya sean escritos, estéticos, digitales o culturales, situación que influye en el desarrollo del país.
Esta deficiencia, que se combate por medio de la literacidad, fue dada a conocer por Yolanda Gayol, académica de la Fielding Graduate University, durante la conferencia “Nuevos conceptos de literacidad y sus implicaciones en el desarrollo económico y social de los países”, con la que se dio inicio a la Séptima Semana Académica del Programa “Letras para Volar” en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola.
La literacidad es la competencia de analizar cualquier texto que tenga una intención comunicativa (no sólo los símbolos gráficos, también las obras culturales que tienen un mensaje, como las artesanías, la música, arquitectura y espacios) para convertir esa información en conocimiento.
“La literacidad es una tendencia emergente, en Estados Unidos ya tiene treinta años. En América Latina hay muy pocos casos donde estos estudios de literacidad lleguen al aula, a la práctica pedagógica”, explicó Gayol, quien dijo que esto va aunado a una forma más horizontal de enseñar.
Gayol aseguró que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tiene estudios que establecen que por cada punto que se obtiene en las pruebas de rendimiento, se ganan miles de millones de dólares en riqueza para el país.
“Con veinticinco puntos en veinte años, menos de un punto por año, México podría crecer significativamente y sería el país más beneficiado de la OCDE si creciera al nivel de Finlandia”, subrayó.
Dijo que la literacidad permite cruzar todas las disciplinas del conocimiento y enseñar a comprender todos los lenguajes que cotidianamente nos configuran como grupos culturales.
“Con esto se puede ser consciente de qué es lo que nos separa de los demás y cuáles son esos mecanismos que parecen ser naturales, pero que fueron socialmente construidos durante siglos”, agregó.
Señaló que los conceptos de literacidad son emergentes y apenas se comienzan a implementar. Evidenció que una de las deficiencias en la educación actual es que se incentiva la escritura en los niños hasta que entran a la secundaria.
En la Universidad de Guadalajara ya existe una maestría en Literacidad, que se imparte en el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), en la que se forma a profesionales en la comprensión profunda de los procesos de significación y comunicación del pensamiento y lenguaje.
Comprender el entorno
La literatura es esencial para desarrollar el pensamiento crítico, además de que ayuda a comprender y tolerar tanto a los otros como a uno mismo y a su entorno, afirmó Patricia Córdova Abundis, académica del Departamento de Letras, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), durante la conferencia “Literatura, humanismo y literacidad”, en la Séptima Semana Académica del programa “Letras para Volar”.
Señaló que no pueden formarse estudiantes con pensamiento crítico si constantemente son bloqueados por los maestros cuando quieren explicar, de manera original, cómo están aprendiendo o quieren exponer sus preguntas.
Destacó que el pensamiento crítico abarca la contextualización, es decir situar las circunstancias en las que se desarrolla un hecho y también la asociación.
En el texto filosófico se recurre de manera constante a la generalización y a una abstracción que puede resultar engorrosa si se quiere proyectar en el mundo real. En contraste, en la literatura los personajes son puestos constantemente en un contexto, lo que facilita la comprensión de lo que se dice.
En cuanto a la asociación, un lector hace este ejercicio consigo mismo y con los otros estableciendo una relación con la vida de los personajes y las situaciones humanas.
La literatura, a diferencia de los medios audiovisuales, provee de conceptos que llevan al lector a tener una mayor comprensión de los fenómenos históricos.
Por ejemplo, para comprender la ambivalencia del ser mestizo en el México de mediados del siglo pasado no existe mejor oportunidad explicativa que leer La región más transparente, de Carlos Fuentes.
De igual manera, si se quiere comprender el origen de las actitudes corruptas que suelen darse en México, hay que leer La muerte de Artemio Cruz, del mismo autor. La obra muestra el desarrollo de un político que utilizaba testaferros y medios no lícitos para enriquecerse y vivir.
Si se quiere entender por qué los partidos políticos funcionan como lo hacen en México, hay que leer La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, que da cuenta de cómo se desarrolló el Maximato, un periodo de la historia política del país que abarcó desde 1928 hasta 1934 y que se caracterizó por la influencia de Plutarco Elías Calles en la política.
La Séptima Semana Académica de “Letras para Volar” concluyó el viernes pasado y fue organizada por la Vicerrectoría Ejecutiva a través de la Coordinación General Académica, la Coordinación de Innovación Educativa y Pregrado, y Letras para Volar-Programa Universitario de Fomento a la Lectura.
Ilustración: Orlandoto